sábado, noviembre 24, 2012

Artículo, Navidad = comprar, tirar, comprar.




Navidad = comprar, tirar, comprar.



Imagen recuperada de: Blogger,2012.


La Navidad está inmersa en cualquier lado, comemos Navidad. Algunos creen en la moral y deciden estar más animados. Los comerciales de televisión nos instan a comprar productos “necesarios”, las ofertas endulzan el oído y el buen fin ha terminado. ¿Nos detendremos a pensar si hay algo más allá que simple publicidad?  A veces me pregunto, ¿por qué las abuelas guardan todo? Tratan de darle un uso más a algo que para mí ya no tiene sentido tener. He ahí una clave para este tipo de economía. Desde la incursión del sistema económico neoliberalista, el estilo fordista de producción de mercancía, las necesidades de la guerra, la aceleración de la producción y PIB de un país; todo esto influye en la ideología dirigida al dinero.

 Todo indica que el sistema económico global quiere que compremos, para después tirar el producto y,  en seguida, seguir comprando. Los productos ahora sirven a algo que llamamos obsolescencia programada. Esta ideología sirve a los empresarios, ya que obtendrán más ganancias de las debidas. Esto se traduce en “crear” productos que duren menos para que así las personas sigan comprando. Así reducirán costos en la producción que es de menor calidad y el consumidor comprará a modo religioso. ¿Habrán notado cuántos focos compramos al año, además, saben que existe un foco que ha durado más de cien años? No es ciencia ficción, pero este foco no fue bienvenido ya que no le convenía al sistema capitalista.

 El poder económico es y seguirá siendo el que toma decisiones sobre todo lo demás. Le llamamos trabajo a algo que en latín significa “tres palos” y este es, en realidad, un instrumento de tortura. Las empresas contratan trabajadores que pierden más tiempo del que deberían, se aletargan en jornadas que parecen interminables y, todo ello, para recibir una paga que no se adecua al sistema tan demandante. La inflación de los productos es notoria, los préstamos a crédito parecen impagables y la televisión nos sonríe. Ese vacío que sentimos algunas veces parece llenarse al comprar algo. No pensamos en el futuro, sino en algo hedonista, el placer inmediato. Analizamos, quizá, ¿ese producto tiene una minusvalía y  la vida de éste será más corto que los pagos de la tarjeta de crédito?

¿Realmente a la publicidad le interesa el bienestar de la sociedad si le infunde ideas consumistas que harán ver mermada su libertad? Lo que poseemos termina por poseernos. Además, no sabemos adónde van todos esos desechos de los productos que dejaron de servirnos. Japón, India, China, entre otros lugares, tienen un sistema fraudulento para que en sus ciudades permanezca eso que no sirve de países de Europa y Estados Unidos. La contaminación en los países desarrollados no se aprecia, pero en los países que no tienen la fortaleza económica aceptarán ser subordinados y humillados de miles de maneras con tal de recibir algún préstamo o un diezmo. Entonces, esos países “pequeños” tendrán, por alguna razón,  los índices más altos de contaminación.  Esto afecta a la sociedad que vive entre esos escombros. Llegan a presentar problemas en la piel, cáncer en vías respiratorias, radiación, etcétera.

Fuera de todas las reflexiones llegamos a casa, encendemos el televisor y vemos que aquellos renos y Santa Clauses  presentan una felicidad desorbitada. Parecerían locos, pero para nosotros tendrían algo de sentido, porque estamos tristes y sabemos que tenemos deudas y los conflictos familiares arrecian. Decidimos regalarle un cachito de felicidad a aquella persona, aunque paguemos con la nuestra.




Ana Gabriela González López

3 comentarios:

  1. Eres libre?




    Vive un dia sin dinero!

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  2. Estoy consciente que somos presas de la mercadotecnia, ojalá reflexionemos y si probemos un poco de austeridad, que seguramente, además de no meternos en líos de dinero, nos enteraremos de que la felicidad son las personas

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  3. Nadie se da cuenta de que nos quieren que consumamos y compremos todo el tiempo. Tambien hay mucha gente con hambre y no lo vemos.

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